21 julio 2006

Viajando por la Transoceanica 1

Crónicas de Viaje (1)

Viajando por la Interoceánica Perú-Brasil

Al aproximarse el avión Air Bus 200 en su descenso hacia la capital de Madre de Dios, uno se sorprende de la belleza y majestuosidad de los bosques aun en estado primario que esta región alejada aun cuenta, se puede fácilmente distinguir copas de árboles de Caoba y Cedro intactos, se puede ver el serpentear de las quebradas y ríos con las orillas verdes por los bosques aun en pie y da la sensación de estar ingresando aun mundo detenido en el tiempo; los cientos de turistas que llegan a esta ciudad desde Cuzco en un vuelo de 25 minutos, sonríen y sacan fotos desde la ventana del avión, hay excitación en tocar algo de amazonia prístina, el ecoturismo es un negocio muy rentable en la zona, me dice un americano que pago 1500 dólares por una semana de relax en un albergue de los tantos que existen a orilla de los ríos Madre de Dios y Tambopata, no por nada esta aquí el famoso Parque Nacional Manu; el Aeropuerto Internacional Padre Aldamiz nos recibe con calidez, moderno, amplio y con las necesidades mínimas operando.

Al salir de la cabina del avión se siente el calor húmedo del trópico del medio día en la piel, a los selváticos como uno, esto no es extraño, para los extranjeros esto es el infierno verde, con rostros colorados, sudorosos y tomando abundante agua en botella cada quien recoge los equipajes en una banda automática, a la salida una docena de operadores turísticos están esperando por la carga preciada de turistas de diferentes partes del mundo tan lejanos como Japón y Australia. La verdad fue el único lugar donde vi tantos turistas juntos, por que estos van directo del aeropuerto a los albergues y saldrán dentro de una o dos semanas directo al avión y de regreso a casa, por eso la critica que el ecoturismo no deja nada a la ciudad de Puerto Maldonado.

Tome un auto y en una carretera asfaltada con bosques a ambos lados de la pista me dirigí hacia la ciudad, no sin antes sorprenderme de un Mariposario llamado Japipi a medio kilómetro del aeropuerto, este centro es de investigación y también parte del circuito turístico nada que envidiar a centros similares en Costa Rica; la ciudad esta diseñada como un tablero de ajedrez, avenidas anchas de concreto dan un aspecto de una gran ciudad, ordenada y limpia, uno se sorprende que todos los motociclistas a pesar del calor y la escasa presencia de policías de transito usan cascos tanto hombres como mujeres, me dice el taxista que esto es influencia del lado brasilero, en la radio suena un ritmo extraño para alguien acostumbrado a la toada y tecno-cumbia, me dicen que es el baile Xote y el Forró ritmos típicos del Brasil; poco a poco me hago la idea que la integración con Brasil no será difícil, al menos para la gente de Puerto Maldonado; en la ruta se ve muchos letreros de “Se Compra Oro”, y me imagino los lavaderos de oro sobre el rio Madre de Dios y la contaminación con mercurio de esas aguas, leí en las noticias antes de llegar, que esta ciudad es parte de la ruta en la salida de drogas del Perú hacia el Brasil de donde va luego a Europa; me llama la atención pasar por una mole de concreto, pregunto que es?, y me dicen es “El Mirador”, desde allí si uno tiene el físico suficiente puede subir los 30 metros de alto y ver los dos ríos que bordean las orillas de la ciudad, el rió Madre de Dios y el río Tambopata, hay un ascensor pero por falta de energía eléctrica no esta operando, la tercera edad que son los principales turistas extranjeros están descontados para realizar esta visita, la vista desde allí es espectacular del llano amazónico.

Me dirijo a Río Branco, Capital del estado de Acre, vi tanta propaganda sobre la carretera inter oceánica que deseaba llegar al Brasil por esta vía, para ello el taxi me deja en una agencia de colectivos, que por 8 dólares te llevan hasta Iñapari el puesto fronterizo frente a Villa Asís ciudad fronteriza Brasilera, un viaje expreso tiene otro precio.

Pregunto cuanto tiempo es de viaje, me dicen que 5 horas aproximadamente por que es Octubre y ya comenzaron las lluvias, en verano el viaje es de 3 horas, comentan que los 230 km entre Puerto Maldonado e Iñapari aun no están asfaltados. Me sorprende la respuesta y pienso que es una de las tantas sorpresas que vamos a ir encontrando en esta ruta hacia el Brasil, el viaje promete ser desde ahora de aventura.

Partimos de Puerto Maldonado y nos dirigimos hacia El Embarcadero a orillas del río Madre de Dios para continuar la ruta hacia Iberia e Iñapari, el sistema de embarcadero le llaman a las chatas y botes que ayudan a cruzar este río a las personas y vehículos a falta de un puente de 520 metros aproximadamente; pregunto si es por acá donde saldrán los vehículos que vienen del Brasil, me dicen que si, será por acá. En unos almacenes cerca del embarcadero están las estructuras de este puente por 27 años guardadas, nadie se explica por que no lo construyeron aun, este puente sin existir ya tiene un nombre se llamara El Puente BILLINGHURST. Me llama la atención que los tablones para subir los carros y las personas son de caoba lujos que da la naturaleza.

En el colectivo viajamos cinco personas, incómodamente dos adelante y tres en los asientos posteriores, el chofer nos dice que es del Cuzco y que este es su primer viaje en la ruta y su segundo día en la amazonia, Eusebio, así se llama el chofer, también vino atraído por las noticias de la carretera InterOceanica, nos comenta que realizo en 4 días el viaje entre Cuzco y Puerto Maldonado. Uno de los pasajeros tiene una apariencia y equipaje bastante extraño solo lleva un morral, de los cuatro restantes uno se quedara en Iberia a 130 km de Puerto Maldonado y el resto cruzara la frontera hacia el Brasil; después de desembarcar carro y pasajeros en la orilla opuesta a la ciudad de Puerto Maldonado, notamos un ambiente rural y de una economía de subsistencia, me pregunto donde están los 200 gringos? que vi en el aeropuerto.

Ahora si realmente comienza el viaje por la famosa interoceánica, efectivamente a llovido la ruta esta húmeda aun que no esta asfaltada se avanza rápido, y noto que cada 20 minutos mas o menos se cruza algún vehiculo en dirección opuesta rumbo a Puerto Maldonado, me sigue sorprendiendo ver a los motociclistas usando casco en medio una carretera sin trafico y sin policías, ahora entiendo por que usan esta vía para el trafico de drogas, no hay presencia del estado por ningún lugar, los caseríos que se pasan se nota que no tienen los servicios básicos y realmente no comprendo como enfrentaran el ingreso de los brasileros cuando esta carretera se termine, con ciudades desarticuladas e incomunicadas.

En la ruta se puede ver la cercanía del bosque a la carretera, se notan algunas chacras quemadas para siembra de arroz y algo de pasto Brachiaria para ganado, antigua practica que solo conduce a la perdida de fertilidad del frágil suelo amazónico; luego de dos horas comienza a llover y el viaje se vuelve emocionante por la probabilidad de quedar atollados en cualquier momento; de la carretera interoceánica solo se ve letreros a todo color con un camión sobre una pista asfaltada y la firma del presidente del Perú, me parece una burla frente a la realidad, observo algunos topógrafos en el camino tomando datos y sacando curvas de nivel de la carretera, pienso que al menos parece que alguien esta haciendo algo por que esta ruta sea una realidad, me corrige una pasajera me dice que los brasileros de la Odebrecht están trabajando, la sensación de desolación y abandono es constante durante el viaje.

Con la lluvia llega también la noche y recién estamos en Iberia, una pequeña ciudad con el único puente sobre el río Tahuamanu o río de Las Tortugas, nos falta una hora y media mas de viaje en el mejor de los casos, acá hay un puesto del INRENA y hace lo que puede para controlar el trafico de madera, aparte de los colectivos se ve muchos camiones tronqueros con rumbo hacia Puerto Maldonado, todo indica que con el asfalto la depredación de esta ruta se incrementara, como ocurrió con la carretera Lima-Pucallpa hace mas de 50 años.

Seguimos avanzando, Eusebio, en su primer viaje en la amazonia, nos conduce directo a una zanja y el auto se queda atollado, bajamos todos para empujar y sacarlo del pegajoso barro rojizo, la lluvia continua y todo esta oscuro y no hay mas carros en la ruta; luego de varios intentos, y mucho barro en las zapatillas y con la ropa humedad logramos poner el carro sobre las huellas de un camión y continuamos el viaje, es casi las 7 de la noche y sin aviso alguno nos encontramos ingresando a Iñapari, el pueblo se ve pequeño, tiene luz por motores diesel, no hay servicio telefónico, no hay banco de la nación, solo una oficina de aduanas, un cuartel policial y una pequeña plaza con las calles en cementadas solo alrededor de esta; como todos quieren continuar el viaje hacia el Brasil, el colectivo nos deja en la oficina de migraciones donde un papel pegado en los vidrios de la puerta nos dice, “se atiende de lunes a sabado de 8:00 am a 6:30 pm” vemos el reloj y vemos que son las 7:20 de la noche, el tipo del morral que parece mas apurado le dice al taxista que ubique al jefe de migraciones que le tiene un regalo de un familiar y necesita cruzar esa noche a Villa Asís, nos miramos extrañados pero al parecer el sistema funciona así, el taxista regresa y nos dice que el jefe esta en una reunión y que viene de todas formas, manda decir que espera que el regalo sea bueno para cortar su noche de sábado.

El tipo del morral ingresa a la oficina, llena papeles y sale, ingresamos el resto del grupo nos dice que esta fuera de horario de oficina y que comprendamos, eso fue suficiente para entenderlo, nos entrega unas fichas y luego nos dice que pasemos por la policía para ver si no estamos requisitoriados, caminamos unos 50 metros y llegamos a la policía, nos dicen que el oficial que maneja el sistema se fue a una fiesta en Iberia y regresa por la mañana así que nadie puede hacer nada por nosotros, pero nos indican que el jefe de migraciones esta autorizado a sellar los pasaporte si lo desea claro esta, como todos llegamos por avión, regresamos a migraciones, le decimos que ya pasamos por un control similar en el aeropuerto de Lima, así que eso da alguna garantía que no estamos requesitoriados, decir todos es una exageración por que el tipo del morral solo ingreso con el DNI, sabrá Dios de donde vino, con todo en regla nos sellan los pasaportes y nos desean buen viaje.

Salimos de allí y preguntamos por si existe algún puente para cruzar el río Acre, este divide la frontera entre Perú, Brasil y Bolivia; la respuesta es no; esta en construcción el Puente Integración aun por los brasileros, tienen que ir hasta la orilla del río Acre y llamar un bote para que los pase nos responden, así que salimos hacia el puerto que no tiene ninguna rampa de acceso y es un camino de barro, en medio de la noche y la oscuridad sin linternas, alumbrados solo por la luz de los celulares que no tienen señal; luego de cinco minutos de camino llegamos a la orilla, viene un bote del lado brasilero con un poblador de ojos verdes que nos hacen pensar que estamos frente a una raza diferente, el bote esta construido de cedro y caoba; el río Acre hoy esta bajo, así que con solo una tangana mueve el bote hasta encallar en el barro de la otra orilla, de un salto salimos del bote y pisamos suelo Brasilero, la emoción de estar ya en otro país nos hace olvidar el viaje y el barro que llevamos Iñapari desde acá se ve tenue y mal iluminada; el botero nos cobra un Real por el servicio de Llevo-Llevo a cada uno, le preguntamos por la salida, nos dice de acá son quince minutos de camino, así que le pedimos que nos guié y nos pide un dinero extra por el servicio de llevarnos hasta el ingreso a la ciudad de Villa Asis que resplandece en medio de la noche.

(1)José G. Sánchez Choy; Agrónomo, M.Sc. Sistemas de Producción, Consultor en Desarrollo Rural. Email: sanchezjg@yahoo.com

Publicado en: Amazonia Peru, Año 4, Numero 12, Febrero 2006

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